«Me he reencontrado con los actores»
'Ninette y un señor de Murcia' le ha permitido regresar a la dirección escénica después de varios años, concretamente seis, sin ponerse al frente de un montaje teatral de envergadura. Entonces César Oliva (Murcia, 1945), catedrático de Teoría y Práctica del Teatro en la Universidad de Murcia (UMU) y director del Teatro Circo Murcia (TCM), llevó a la Universidad de Puerto Rico 'Juegos prohibidos', de Alberto Miralles. Ahora, el texto de Miguel Mihura le ha valido para «reencontrarse» con lo que más le gusta del teatro, que es, asegura, «estar con los actores.»
El montaje de 'Ninette y un señor de Murcia', que Oliva estrena el próximo martes en el Teatro Calderón de Valladolid -a Murcia llegará en noviembre, dentro de la programación del TCM-, es un proyecto de la compañía murciana La Ruta Teatro, y su dirección, un encargo expreso de Juan Pedro Campoy a César Oliva, que este aceptó encantado: el texto es uno de esos montajes que el director tenía pendiente en ese «fondo de armario» teatral, que, reconoce, tienen siempre todos los directores; una reserva, explica, de obras que «alguna vez has pensado que te gustaría dirigir». 'Ninette...' estaba ahí, junto a 'Tres sombreros de copa', pieza también de Mihura que alguna vez ha barajado pero que sigue adscrita a la lista de posibles proyectos futuros.
El Romea acogió el primer montaje del texto en 1965 El reencuentro con la dirección, con la posibilidad, describe, de «ver cómo evoluciona el proceso de creación y cómo va creciendo la lectura» e incluso con los «nervios del estreno», ha sido «fantástico», y le ha puesto ante sus manos la oportunidad de seguir al pie del escenario. 'Ninette...', cuenta, no será su último montaje. Entre sus planes está poder dirigir una obra al año a partir de 2016, «sin prodigarme mucho», afirma, pero con una línea de trabajo constante; y entre las posibilidades que medita está «hacer algo totalmente en Murcia, aunque si me hacen una oferta fuera me lo pensaría», reconoce.
En este montaje -'Ninette y un señor de Murcia'-, Oliva tiene enfrente a grandes figuras del teatro como Miguel Rellán, que encarna al padre de Ninette (Pedro). Estaba previsto que pudieran estrenar con él María Garralón, como madre de la joven parisina (Bernarda), y Adriana Torrebejano, en la piel de la protagonista, pero ambas han tenido que abandonar el proyecto por motivos diferentes; Garralón a causa de unos problemas de salud de los que, confirma Oliva, ya se está recuperando, y Torrebejano, por incompatibilidad de horarios con otros proyectos en marcha: «Nunca -habla el director desde la experiencia- el primer reparto con el que se ensaya es el que estrena». En el papel de María Garralón se pone ahora Julieta Serrano, «que está fantástica en ese personaje»; y en el de la actriz catalana se sube a las tablas Natalia Sánchez, la más joven del reparto, indica Oliva. Con ninguno de ellos -el elenco lo completan Jorge Basanta, a quien el público del TCM ya pudo ver en noviembre del año pasado en 'Kathie y el hipopótamo' junto a Ana Belén, y el actor onubense Javier Mora- ha tenido ningún problema Oliva; todos, alaba, «son grandes profesionales y el trabajo ha sido muy fácil». Habla de los ensayos, que el equipo de La Ruta ha realizado por fases a lo largo del verano, y que estos días ultima con la vista puesta en el estreno de Valladolid, donde estarán hasta el día 10. Luego iniciarán una gira «que va a recorrer toda España» y con la que harán parada en Madrid y en Murcia.
El proyecto levantado por La Ruta en coproducción con el Teatro Circo Murcia tiene, además, de la dirección de César Oliva, más aportaciones murcianas. La escenografía, con la que los actores han empezado a ensayar esta misma semana, lleva la firma de Paco Leal, y el vestuario es obra de la diseñadora murciana Ana Peyres.
Si hay algo en lo que César Oliva ha puesto especial cuidado a la hora de poner en marcha este proyecto es en el respeto al texto que escribió Mihura en 1964. Un texto, que apunta el director teatral, «se mantiene con una vitalidad y una energía extraordinaria». «Me ha parecido mucho más joven de lo que imaginaba. La veía un tanto antigua pero los resultados teatrales son superiores a los prejuicios que uno puede tener sobre los españoles de los años 60. Estoy muy contento con la manera en la que hoy se puede ver a unos personajes que vivieron en pleno franquismo. A todos, incluso a Julieta, Miguel y a mí, que hemos sido testigos de esa época, nos parecía mentira que la gente obrara así en el año 64 y que tuviera que coger un tren a París para salir de la mediocridad española y buscar la libertad erótica y sexual en Italia o en Francia». «Lo que sigue vigente en esta obra -continúa Oliva- es el retrato de una sociedad reprimida como la España del 64; esa mirada 51 años atrás es lo que sigue vigente. Lo que no he querido ha sido actualizar un texto que no se puede actualizar, porque es el propio personaje, Andrés, el que sitúa la obra. Cuando empieza a narrar su historia dice: 'Soy de Murcia, he cogido una pequeña herencia y voy a pegarme una pequeña juerga a París'»
La obra de Mihura retrata a un joven de provincia -«podía haber sido cualquier otra región de España, aunque Murcia es más exótico», matiza César, quien reconoce que las referencias a la Región en la obra son abundantes- que viaja por primera vez a París dispuesto a vivir una gran aventura, aunque esta no será en sus calles e idílicos paisajes, sino en el piso de una familia de españoles en el exilio en cuya casa se instala por recomendación de un amigo. Allí conocerá a Ninette, la hija del matrimonio que le acoge, y con ella mantendrá desde el principio una erótica y apasionada relación.
Sobre la puesta en escena de obra, explica Oliva, «siempre intento incluir algo didáctico, y en este caso es que las nuevas generaciones sepan lo que ha pasado aquí. Esta situación de censura, de represión, de creer que lo importante en el terreno de la libertad estaba al otro lado de los Pirineos, lo hemos vivido, y las nuevas generaciones, además de pasarlo muy bien con las situaciones que se producen en el escenario, van a ver lo que han vivido sus padres y sus abuelos, y eso es bonito e interesante». La respuesta del público, dice, es «una sorpresa» pero quienes ya la han visto, asegura Oliva ,«hemos invitado a unos pocos amigos a los ensayos»-, «lo han pasado fenomenal»